NOTA DEL BLOG: MEXICO 20 DE NOVOEMBRE 2019
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SOURCE INFOBAE
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Las acciones de López Obrador han sido desastrosas.
Su lema a la hora de encarar la violencia de los carteles es “abrazos, no balazos”.
Su estrategia ha sido incrementar la inversión en programas sociales
mientras les pide a los mafiosos que piensen en sus madres.
Ha afirmado,
ridículamente, que la delincuencia está bajo control y sigue
insistiendo en que no tiene la intención de reconsiderar su enfoque. En
el fiasco de Culiacán, alabó la decisión de liberar al hijo del “Chapo”,
al mismo tiempo que ordenó divulgar el nombre del oficial responsable
de la operación, con lo que ha puesto en riesgo su vida. Muchos de los
oficiales del Ejército ahora odian abiertamente a su comandante en jefe.
Esta parodia de política ha tenido un resultado predecible: el 2019 va rumbo a convertirse en el año más violento de México en décadas
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SOURCE INFOBAE
A un año del plan anti narco de López Obrador: brutales masacres y miedo sacuden a México
La política de seguridad del mandatario no ha dado resultados. La cifra de homicidios sigue creciendo y los criminales no dan tregua
El 1 de diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador se encontró con un México roto: con 40.000 muertos anuales y casi 50.000 desaparecidos. La promesa de pacificar al país y cambiar balazos por abrazos le ayudó a ganar las elecciones presidenciales. Pero la realidad rima peor y la violencia alcanza cifras históricas.
Con más de 100 muertos diarios, México vive uno de los episodios más
violentos de la historia, situación que el mandatario mexicano atribuye a
la descomposición social heredada de gobiernos anteriores.
Sus primeros 11 meses, sin embargo, han sido un rosario de desaciertos
sobre un asunto que mantiene bajo el terror a zonas del país.
En todos los puntos cardinales de México, se encienden hogueras: en el
centro suceden decapitaciones y matanzas todos los días. Las entidades
fronterizas también se suman al incremento violento. Sólo en las últimas
semanas, en los límites de Chihuahua y Sonora, nueve miembros de la familia mormona LeBarón fueron asesinados, entre ellos seis niños.
Al periodo negro también incluye los 14 muertos en el operativo fallido de Culiacán, Sinaloa, para capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera, el pasado 17 de octubre.
En Aguililla, Michoacán, 13 Policías Estatales fueron emboscados y muertos a mansalva, sin ningún tipo de apoyo logístico o de inteligencia.
Culiacán, Aguililla, y la zona fronteriza muestran lo mal que se
hicieron las cosas en el pasado. Esto, sin duda, es irrefutable. Pero
también nos permite saber lo mal que están haciendo en el presente.
Sobre el pasado hay una crítica abierta, la identificación de errores,
de corrupciones y de incapacidades. Del presente, no hay nada de ello.
A casi todos los “eventos”, como gusta a la nomenclatura oficial llamar a las masacres, López Obrador ha respondido frivolizando, como cuando advirtió al narco que “o dejaba de matar o avisaría a sus madres”.
Los expertos atribuyen el errático plan anti narco a una mezcla de desconocimientos e ingenuidad. Javier Oliva, especialista en seguridad nacional, asegura es preocupante que el gobierno no aprenda de los errores.
“Lo que deberían hacer (la administración de AMLO) es un ajuste en los
programas y políticas de seguridad pública, porque están actuando como
los sexenios anteriores, que son impermiables. La evidente falta de
avance es una oportunidad para hacer una evaluación de lo que está
ocurriendo en materia de seguridad, porque si siguen esta línea de ‘no
vamos a mover ningún renglón', están haciendo lo mismo que Peña Nieto,
Calderón, Zedillo”, señaló.
Para corregir el rumbo, la administración actual cuenta con la Guardia
Nacional, y una ley que permite transferir militares a tareas civiles.
Al respecto, Oliva opina que los mandos mixtos nunca han tenido nunca
una historia de éxito.
Durante una entrevista con Infobae México,
el especialista destacó que es necesario repensar y reflexionar la
actual estrategia de seguridad. A pregunta expresa sobre si los sucesos
como el “Culiacanazo” invalidan la estrategia táctica que la Secretaría de Seguridad Ciudadana ha
venido implementando, Oliva respondió: "no la invalida, pero sí la
cuestiona, pues algo hay que revisar, si no no hubiera ocurrido lo de
Sinaloa”.
“El problema está en la necesidad de demostrar que en el corto plazo se puede detener a los criminales”, puntualizó.
Los últimos hechos de violencia en el país ha evidenciado la bisoñez de
los nuevos mandos militares, capaces de aceptar el reto de construir el
nuevo aeropuerto de México, pero incapaces de mantener la seguridad en
el país.
La muerte en cifras
Los focos rojos cubren nuestro mapa. Guanajuato, con 3,327 homicidios
dolosos; Baja California, con 2,306; Jalisco, con 2,073; Michoacán con
1,844 y Chihuahua con 1,841. Pero también aparecen por ahí Veracruz, con
1,692 asesinatos; Ciudad de México, con 1,533; Guerrero, con 1,541. Un
panorama como para llevarse las manos a la cabeza, sin duda.
El propio presidente de México— a quien no le agrada hablar sobre el tema— ha reconocido el aumento notable de homicidios y prometió tomar medidas inmediatas.
Durante su campaña presidencial, López Obrador habló del perdón y la reconciliación. Pero,
¿eso bastará? ¿Qué pasa con el sistema judicial, responsable de la
impunidad casi absoluta que vive el país?¿y con el rebasado y podrido
sistema penitenciario? ¿qué hay con las investigaciones pendientes sobre
miles de muertos y desaparecidos? ¿el fortalecimiento de los grupos
criminales? En el país hay tantas dudas como víctimas en espera de
justicia.
Sobre este último punto, — la fuerza que pueden usar los narcos y sus
sicarios— existe una zozobra nacional e inquietud mundial.
Luego del ataque a la familia LeBarón, cuyo saldo fue de nueve muertos,
diversos medios de comunicación internacionales criticaron la
estrategia de seguridad en el país. Además, tras el rechazo del
presidente, Andrés Manuel López Obrador por aceptar la ayuda de su
homólogo, Donald Trump y hacerle frente a los cárteles de la droga, fue cuestionado el Estado de Derecho.
“México no crece”, fue la frase que encaminó el análisis del periódico estadounidense The New York Times que recalcó que el problema de la violencia en el país está relacionado con el crecimiento mediocre.
“El problema de la violencia brutal en México y el de su pobre
crecimiento económico están íntimamente relacionados. Se trata de dos
desafíos que el presidente Andrés Manuel López Obrador debe considerar
prioritarios en su sexenio. De otro modo, tendrá en sus manos a un
México sin estabilidad económica ni social. Hay mucho en juego”,
escribió la politóloga, Viridiana Ríos.
¿Becarios sí, sicarios no?
“Las becas no bastan para reducir el crimen organizado en México”. Para
el ex candidato a la presidencia de Colombia, Sergio Fajardo, el
gobierno mexicano necesita una estrategia integral de combate al crimen y
la violencia; no obstante, advirtió que dar dinero no basta para frenar
la incorporación de jóvenes al narco.
En entrevista con Aristegui Noticias, el también ex alcalde de Medellín, señaló que es importante entender cuáles son las cualidades de las comunidades donde predomina el crimen organizado. “Se necesita una intervención central y local. Tienen que estar unidos para enfrentarlo”.
Uno de los principales puntos del Plan de Paz y Seguridad de López
Obrador, con el que pretende atacar la delincuencia en el país, es el
garantizar empleo, educación, salud y bienestar a los mexicanos. También
destaca la regeneración ética de la sociedad a través de becas a los
jóvenes para que puedan seguir estudiando y/o trabajando.
Pretender frenar al crimen organizado con una estrategia de becas
tampoco es una fórmula adecuada para Javier Oliva, quien asegura que a
las organizaciones criminales con carreras delictivas largas se les
ataca desde las finanzas: “Básicamente el crimen organizado se mueve por
un asunto de dinero, ahora, también se necesita respuesta del estado
para contener las acciones violentas de las organizaciones criminales”,
contextualizó.
Con esta estrategia coincide el experto Edgardo Buscaglia,
quien en diferentes artículos ha puntualizado que el combate al crimen
atraviesa necesariamente por ataque al lavado de dinero.
Los recientes hechos contra la familia LeBarón han llevado a Buscaglia a clasificar a los cárteles mexicanos como terroristas.
Sin embargo, Oliva dista de dicha opinión: “el terrorismo
históricamente tiene cuatro causas, son las reivindicaciones
separatistas o independentistas, tipo la ETA, reivindicaciones de tipo
religioso, como puede ser el Ejército republicano irlandés,
reivindicaciones de carácter étnico,como el terrorismo checheno y el
terrorismo de reivindicaciones político o ideológicas, ninguna de éstas
causas las encontramos en la violencia criminal en México, incluso calificarlos de terroristas es darles un nivel que no tienen, ni se merecen porque carecen de cualquier orientación ideológica”, argumentó.
Rendición de cuentas y “cuentos”
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