La imagen fue retratada en un edificio de la Fiscalía General del Estado (FGE). Natalia reúne fuerzas desde una banca de madera para cargar dos bolsas negras donde autoridades le entregaron los restos de su hermano: Eladio Aguirre Chable, asesinado en Veracruz. 

La mujer viste sandalias rojas, falda larga y blusa rosada. Se le aprecia cabizbaja. Junto a ella yace la osamenta (con un poco de tejido blando) de su hermano, privado de la libertad el 21 de abril de 2020 en el municipio de Las Choapas, en la zona sur de Veracruz. 

La familia de Eladio buscó y encontró por su cuenta sus restos. Natalia Aguirre quisiera llevarlo hasta un cementerio y comenzar con su duelo, pero los trámites burocráticos le niegan esa oportunidad. 

Mientras tanto, el calor recalcitrante y un olor nauseabundo que desprende de las bolsas negras se impregna en el cubrebocas de la mujer y en las paredes de la sub unidad de procuración de justicia de as Choapas.

Integrantes del colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos condenaron el trato hacia Natalia y lo calificaron como “indignante, degradante e inhumano”. No se trata de un hecho sin precedentes en Veracruz, pero sí uno del que hay fotografías y señalamientos directos hacia personal de la Fiscalía. 

Lenit Enríquez, representante del colectivo de Coatzacoalcos, exige una investigación de la FGE contra el fiscal Lenin Juárez Jiménez y Alberto Torres Rivera, encargado de la sub unidad de Las Choapas, por haber ordenado esta entrega, así como obstaculizar la búsqueda y el reconocimiento de la víctima.  

Eladio visitó a sus hijos en Las Choapas cuando fue desaparecido

Eladio Aguirre Chable (30 años de edad) se ganaba la vida en Puerto Morelos, Quintana Roo. Allí trabajaba como taxista donde transportaba a turistas con quienes interactuaba con un inglés que medio masticaba. El 21 de abril de 2020 realizó una visita a Las Choapas para reunirse con su madre, Candelaria, y sus hijos. 

Aquel viaje fue exprés, pues uno de sus hijos estaba enfermo. Apenas mejorara volvería a Quintana Roo para seguir con las propinas en dólares. Pero sus planes no se cumplieron: fue privado de la libertad un lunes y no volvieron a saber de su paradero.

La familia Eladio denunció su desaparición y su ficha comenzó a ser difundida por la Comisión Estatal de Búsqueda. Los meses transcurrieron sin noticias, hasta que Candelaria Chable recibió un croquis anónimo que decía: Busca en este lugar a tu hijo, allá lo fueron a aventar. 

“No haga caso, la quieren agarrar de tonta”

Candelaria recibió el croquis el pasado 25 de marzo, cuando integrantes del colectivo al que pertenece buscaban cadáveres en predios de la región de Los Tuxtlas. Ella dio avisó a la Fiscalía de Veracruz, pero la respuesta fue tajante: “No haga caso, a lo mejor la quieren agarrar de tonta o la quieren extorsionar”, reviró el fiscal Lenin Juárez Jiménez. 

La madre se ahorró corajes e ignoró aquellas palabras. Sola acudió hasta un lugar marcado en el mapa, cerca del río Tonalá, en el municipio de Agua Dulce. Candelaria rentó una lancha y dio con una osamenta que aun tenía adherida ropa que portaba Eladio el día de su desaparición. 

En el agua flotaba una playera tipo polo, pantalón de mezclilla, tenis negros y gorra. “Es él”, dijo Candelaria y envió una fotografía a personal de servicios periciales de la FGE. Las autoridades de esa dirección, sorprendidas, enviaron un vehículo para recoger la osamenta. 

La revictimizante espera para recuperar a un desaparecido

Candelaria y su hija Natalia pasaron todo el 26 de marzo completando formularios hasta que el fiscal Lenin Juárez aceptó firmar la entrega de la osamenta. Sin embargo, les habría dicho que ya era tarde, que se trasladaran al día siguiente al Servicio Médico Forense de Las Choapas. 
 
Las mujeres, indignadas, se macharon. La madre pidió mirar el cadáver en el panteón del Semefo para convencerse de que se trataba de Eladio. No hubo dudas. La mandíbula y tres dientes encimados la convencieron. 

El fiscal Alberto Torres Rivera le indicó a Natalia Aguirre que avisaran a su funeraria que pasaran por los restos de Eladio a la sub unidad de procuración de Las Choapas. La hermana se trasladó hasta ese sitio donde la esperaban más formularios por firmar. 

Natalia esperó sobre una banca de madera. “Ahí estábamos y veíamos que las bolsas pasaban de una oficina a otra porque nadie soportaba el olor”, refirió Lenit Enríquez. Personas que acudieron a dicho lugar administrativo notaron con indignación la diligencia. 

El trato de las autoridades fue reportado por Natalia con el colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos quienes no dudaron en redactar un comunicado y contactar a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) donde interpondrán una queja contra personal de la FGE. 

Sobre este tema, la Fiscalía no ha emitido una postura. La titular Verónica Hernández Giadáns ha sostenido que para su administración es prioridad el trato digno a víctimas de desapariciones y desapariciones forzadas y ha criticado diversos tipos de violencias contra mujeres.