NOTA DEL BLOG: 21 DE FEBRERO 2022 NUEVOLAREDO MEXICO
El gobernador de Tamaulipas, Francisco
García Cabeza de Vaca, no fue invitado a la visita del presidente Andrés
Manuel López Obrador, a la aduana de Nuevo Laredo.
Esa
es la verdad, la pura verdad. Esa es la información que se maneja al
más alto nivel del gobierno de la Cuarta Transformación.
Se
reitera, para que quede perfectamente claro: el mandatario tamaulipeco
no estaba en la lista de invitados especiales al evento.
RESULTO SER INVITADO DEL INVITADO DEL EMBAJADOR KEN SALAZAR
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Ni tregua ni reconciliación
El gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, no fue
invitado a la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, a la
aduana de Nuevo Laredo.
Esa es la verdad, la pura verdad. Esa es
la información que se maneja al más alto nivel del gobierno de la
Cuarta Transformación.
Se reitera,
para que quede perfectamente claro: el mandatario tamaulipeco no estaba
en la lista de invitados especiales al evento.
¿Entonces por qué Cabeza de Vaca apareció en el acto y hasta se tomó una fotografía con el presidente López Obrador?
La respuesta tiene, incluso, nombre y apellido: Ken Salazar.
Así
es: el Embajador de Estados Unidos en México fue quien invitó y llevó a
la Aduana de Nuevo Laredo al gobernador de Tamaulipas. ¿Qué tal?
En
los días previos a la visita presidencial, Kenneth Lee Salazar y
Francisco García Cabeza de Vaca se reunieron en dos ocasiones.
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NuevoLaredo CDV se colò al evento
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La
primera de ellas fue en Reynosa, en el Segundo Encuentro de los
Gobernadores del Noreste con la Embajada de Estados Unidos, reunión
realizada en Reynosa.
Ahí estuvieron,
junto con el embajador gringo y el mandatario tamaulipeco, los
gobernadores de Nuevo León, Samuel García; y Miguel Ángel Riquelme, de
Coahuila.
De manera pública,
suscribieron una agenda de desarrollo regional y de colaboración, así
como la necesidad de ampliar y construir más puentes internacionales
para intensificar la actividad comercial entre México y Estados Unidos.
Al día siguiente, el miércoles
17 de febrero, Ken Salazar y Cabeza de Vaca recorrieron la ribera del
Río Bravo, en Brownsville, en terrenos donde se construirá un Parque
Binacional en que habrá áreas deportivas y recreativas, así como hoteles
y restaurantes.
Testigo de ese
recorrido fue Mario López, alcalde de extracción morenista de Matamoros.
También estuvieron los Cónsules de Estados Unidos en Matamoros y Nuevo
Laredo, Yolanda de la Parra y Deanna Kim.
Es
decir, el embajador norteamericano y el gobernador tamaulipeco están
sosteniendo una activa y estrecha relación que, sin duda, se extiende a
los temas políticos, los que van más allá de la simple agenda bilateral.
En
ese contexto, Ken Salazar invitó a Cabeza de Vaca a la gira del
presidente López Obrador por la Aduana de Nuevo Laredo, pese a que el
reynosense no estaba invitado por el gobierno federal. Digamos que 'se
coló' a la fiesta.
Ya en el evento,
el gobernador de Tamaulipas aprovechó para tomarse una fotografía con el
presidente de la república, una foto a la que le sacó 'provecho'
mediático y en redes sociales a fin de enviar el mensaje de que el tema
del desafuero ya dejó de ser un problema y, por tanto, lleva una buena
relación con el señor de Palacio Nacional.
Sin
embargo, basta hacer un simple análisis de los rostros de ambos
personajes para ver el significado de lo que en realidad transmiten:
Cabeza de Vaca sonríe apenas. AMLO ve a la cámara con suma seriedad, ni
siquiera esboza una sonrisa. El retrato de una imagen forzada.
En
cambio, cuando Andrés Manuel López Obrador se tomó la foto con Carmen
Lilia Canturosas, alcaldesa de Nuevo Laredo, el presidente sonríe
franco, lo que se refleja en su mirada y en su gesto. La presidenta
municipal, hermana de Carlos Canturosas (quien sigue, prácticamente, en
el exilio), luce igual: feliz. Está claro: La felicidad no se puede
ocultar. Tampoco lo contrario se puede esconder.
Por
tanto, la interpretación correcta de lo sucedido el pasado sábado en la
Aduana de Nuevo Laredo entre el señor de Palacio Nacional y el
mandatario estatal es simple y sencilla: ni tregua ni reconciliación.
Nada de eso. Quien diga lo contrario miente.
La
relación entre el presidente de la república y el gobernador de
Tamaulipas sigue igual: distante. fría, áspera. Una foto, una
instantánea, no cambia absolutamente nada de lo sucedido desde aquél
desafortunado discurso de finales de agosto de 2020 en Reynosa.
Todo sigue igual: AMLO quiere ganar Tamaulipas. Está dentro de sus objetivos políticos de 2022. Esa es la única verdad.
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